domingo, 17 de julio de 2011

Cada gemido suyo era música para mis oídos. Manos, manos que proporcionan placer. Bocas en busca de un mordisco. Nadie tiene tiempo de reparar en aquel amor que sigue el ritmo de una música al azar.
Y dos corazones acelerados que no frenan, que están a punto de chocar dulcemente.



Dejad que las personas se encuentren
como el frío y el calor,
como las aves encuentran el hogar cada año,
como el amor inunda los estómagos,
como la muerte nuestras vidas.


Quiero que me digas todas esas cosas que sabes que no sabemos pero que solo con una mirada llegamos a saber...

3 comentarios:

  1. Me das la vida, H. Gracias por todo, no me quedan palabras. Siempre, es siempre. 1970. Cada día, me flipa más como escribes! chulitaaaa loveyou!

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Jumas o se lo jalan.